sábado, 2 de junio de 2012

Monografía - Teoría II


Trabajo Práctico

Cátedra: Teoría de la Comunicación Social II
Tema: Nuevo Orden Mundial de la Comunicación
Consigna: Monografía de 5 carillas sobre un tema dado durante la cátedra.
Presentado: 06-2011

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El NOMIC: Un proyecto inconcluso


El Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación, fue un proyecto político orientado a desarrollar un reordenamiento en los flujos internacionales de información y comunicación.
Se originó en el contexto de las fuertes tensiones entre los hemisferios oriente y occidente producto de la Guerra Fría (entre los bloques soviético y capitalista), y fue principalmente impulsado por el movimiento de los países no alineados (MNOAL), aquellos países que no se encontraban bajo la órbita directa de alguno de los dos bloques dominantes.
Estos países no alineados, formados en su mayoría por países del denominado Tercer Mundo, subdesarrollados o en situación de dependencia, veían desprotegidos sus intereses y sus soberanías frente al poder que ejercían las superpotencias en el control de los flujos informativos, tanto en la producción como en la transmisión de contenidos, y en los ámbitos cultural y social “imponiendo así una dominación ideológica extraña a los pueblos en vías de desarrollo”1. En un principio, los planteamientos estuvieron basados en el desigual e inequitativo sistema de intercambio económico internacional, que favorecía los intereses de los países centrales en desmedro de los periféricos. Pero paralelamente se planteó también la inequidad en la participación de los flujos informativos, dominados por las industrias culturales y agencias de prensa, principalmente de origen norteamericano.
El lugar por excelencia para llevar adelante los planteamientos, denuncias y debates fue la Organización de las Naciones Unidas, y en el ámbito de la información y las comunicaciones, tuvo especial importancia la UNESCO. Dentro de estos organismos, los países no alineados representaban una cifra considerable2 –debido en parte a la incorporación de nuevos países surgidos de territorios descolonizados- y hacían valer su peso, por lo que confrontaban directamente con las potencias occidentales (EEUU y Reino Unido a la cabeza) que impulsaban el voto calificado.
Es así que este organismo, a través de su presidente Amadou Mahtar M’Bow, decidió crear en 1977 una comisión internacional para el Estudio de los Problemas de la Comunicación, que fue presidida por el político y diplomático irlandés Sean McBride. Esta comisión estuvo integrada por quince expertos de diferentes países, quienes con la ayuda de otros académicos y comunicólogos de todo el mundo, produjeron un informe detallando la situación del modelo informativo vigente, haciendo en algunos casos fuertes denuncias contra el dominio que ejercían las empresas transnacionales en el ámbito de las comunicaciones en los países subdesarrollados.
Este informe, titulado “Voces múltiples, un solo mundo” pero conocido como “Informe McBride”, en honor a su presidente, es un documento de carácter político e intelectual, y habla de las “relaciones que se establecen entre los campos de la comunicación, las relaciones de poder y la democracia”3. Finalmente fue aprobado en la conferencia de la UNESCO de 1978 y presentado en 1980.
El documento final no sólo fue un diagnóstico de la estructura internacional de medios imperante, sino que además propuso una serie de recomendaciones divididas en varios temáticas, tales como entender a la comunicación como un derecho, la implementación de políticas de comunicación para la independencia y el autodesarrollo, el acceso equitativo a las últimas tecnologías de la información y comunicación, la democratización de la comunicación, la relación entre el público y la opinión pública, y derechos, garantías y responsabilidades de los periodistas y demás profesionales de la comunicación en el nuevo espacio público.
Cabe destacar que debido a la amplitud de temas que se trataron y, especialmente, a la variedad de disciplinas desde las que se abordaron las problemáticas, la comisión no pudo ser concluyente y llegar a un consenso unánime en cuanto a conceptos básicos como los de información y comunicación, por lo que a lo largo del informe, los autores los usaron con diversos significados y matices –lo que da cuenta del pluralismo con el que fue confeccionado-. Sin embargo, en términos generales, se puede referir la comunicación como un “proceso de intercambio de informaciones, hechos, opiniones y mensajes entre los individuos y los pueblos” y a la información como un “producto, independientemente que se trate, por ejemplo, de noticias, datos y de los demás contenidos de los medios de información, de las actividades o de las industrias culturales”4.
Basados en lo que declara el informe, la UNESCO comienza a brindar apoyo para el desarrollo de Políticas Nacionales de Comunicación en los países del Tercer Mundo, orientadas a “tratar de definir flujos equilibrados de información y un mayor control nacional sobre los recursos y sistemas de difusión cultural”5.
No obstante, para cuando las pautas para el desarrollo del nuevo orden mundial se quisieron poner en marcha, la situación geopolítica en los países del tercer mundo no era la misma que cuando se redactó el informe.
Para principios de la década de 1980 se produce la llegada al poder en los países centrales del eje capitalista, de los sectores más ultraliberales -Ronald Reagan en EEUU y Margaret Tatcher en el Reino Unido-, que se opusieron abiertamente a los postulados del informe McBride, calificándolo como un “conjunto de proyectos sovietizantes”6, por lo que ambos países se retiran de la asamblea de la UNESCO (EEUU en 1984 y R.U. al año siguiente). De inmediato comienzan a desarrollar una alternativa al NOMIC basada en el libre flujo de información llamada “Nueva Estrategia de Comunicación” -que daría origen a lo que se conoce como Sociedad de la Información-, alternativa que fue adoptada por la UNESCO en la conferencia de 1989 dando así por concluido el proyecto del nuevo orden mundial de la información y comunicación.
La falta de resistencia por parte de los países del tercer mundo ante la embestida de los países centrales puede explicarse debido al proceso de fuerte endeudamiento en el que cayeron los primeros con el advenimiento del neoliberalismo, además de que en Latinoamérica (quizás la región que con más ímpetu impulsó al NOMIC) regía la “Doctrina de Seguridad Nacional”, comandada directamente desde el Departamento de Estado de los Estados Unidos y que, a través de feroces dictaduras militares y represiones, intentó sistemáticamente borrar todo rastro de democratización en las comunicaciones, allanando aún más el camino para la penetración de los grandes medios norteamericanos.
Sin embargo, se pueden considerar otros motivos que atentaron contra el desarrollo de las políticas del NOMIC. Por ejemplo, la falta de correlato entre las declaraciones acerca de la problemática y las acciones concretas tomadas al respecto; la desprolijidad en el manejo del asunto por parte de los funcionarios involucrados –en su mayoría no capacitados o interiorizados en lo que se venía tratando-; el excesivo esfuerzo puesto en el modo de hacer las declaraciones, en contraposición a la acción dinámica del sistema imperante; y por último, el hecho de que la lucha por la emancipación informacional y comunicacional no llegó a la sociedad media, quedando solo en el esfuerzo de intelectuales y expertos7.
De todos modos, para la mayoría de los comunicólogos y referentes en la materia, el NOMIC, además de significar un hito en la historia de la comunicación y las relaciones internacionales, aún conserva casi intactos sus postulados. Aún así, con la incursión del neoliberalismo en los países del tercer mundo y los procesos de globalización que hicieron que muchas de las problemáticas que planteó el informe McBride no sólo sigan vigentes, sino que además se hayan exacerbado, hay que tomar en cuenta además que desde la elaboración del NOMIC a la actualidad, ha aparecido un nuevo campo de interacción y de lucha: la internet8.
Para finalizar, es necesario observar que para seguir enfrentando las problemáticas planteadas por el informe McBride hace más de treinta años, es fundamental considerar cuestiones clave como la democratización de los medios y de la comunicación a través de, por ejemplo, un servicio público (no gubernamental) eficiente de comunicación y no mediante esfuerzos de los estados o la industria por crear nuevos ordenes internacionales. Además, es necesaria la incorporación de nuevos actores de la sociedad civil, como las ONGs, en los debates acerca de las implicancias de concebir a la comunicación como un derecho, especialmente considerando el espacio público vigente en la actualidad9.

Bibliografía:

1-      Declaración de Argel del Movimiento de los Países No alineados, citado en Castro Chans, 2008
2-      96 países miembros del MNOAL en la cumbre de La Habana 1979. http://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_de_Países_No_Alineados (consultado el 23/06/2011)
3-      http://es.wikipedia.org/wiki/Informe_McBride (consultado el 23/06/2011)
4-      Apéndice 3 del Informe McBride citado en Castro Chans, 2008
5-      Francisco Sierra, 2005 citado en Castro Chans, 2008
6-     http://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_de_Países_No_Alineados (consultado el 23/06/2011)
7-      Antonio Pasquali, 2007
8-      Op. Cit.
9-      Alan Alegre - Sean O’Siochru http://vecam.org/article671.html

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